El diafragma se encuentra dentro del objetivo y actúa de forma similar a la pupila de nuestro ojo, se abre y se cierra para dejar pasar más o menos luz al sensor.
Cuanto más abierto esté el diafragma, mayor es el diámetro de la apertura y más cantidad de luz entra al sensor.
Para cuantificar la apertura del diafragma se utiliza el número f. Si te fijas, en todos los objetivos aparece la apertura.
De la misma forma que en el ISO, la relación entre los distintos valores de números f se cuantifica en pasos.
La foto de arriba muestra las distintas aperturas con una diferencia de dos pasos entre ellas.
Recordemos que 1 paso más de luz significa que nuestro sensor captará el doble de luz. Es decir, si hacemos una foto a f/1.4 y subimos la apertura a f/2, estamos duplicando la cantidad de luz que captará el sensor.
Al principio es normal que resulte lioso, pero no te preocupes. Recuerda simplemente que a mayor apertura (menor f) más luz capta el sensor.
Hay otro detalle importante y se conoce como la profundidad de campo, que básicamente es desde donde y hasta donde estará enfocada nuestra fotografía.
¿Porqué lo comentamos aquí? Pues sencillamente porque la apertura afecta a la profundidad de campo, reduciéndose con el aumento de la apertura. A aperturas mayores (menor f), menor parte aparecerá enfocada en la foto. Es importante conocer esto, pues como principiantes es muy típico hacer fotos con grandes aperturas, y esto nos puede jugar malas pasadas pues aparecerán desenfocadas partes que no queramos.
Recuerdo hacer fotos a mis sobrinos con grandes aperturas (por debajo de f/2.8) y que solo apareciera enfocada la nariz o la barbilla sin que lo estén los ojos.
¿Tienes dudas? ¿No te ha quedado claro y necesitas que te aclaremos algo? ¿Quieres saber algo más? Escribenos a info@cazandoluz.com y te ayudaremos
Muy bien explicado.